lunes, 12 de octubre de 2009

12 de octubre : Día de la Raza


El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón, sin saberlo, protagonizaba uno de los acontecimientos más importantes de la historia. Tras su llegada a América ya nada fue igual en el mundo. Se abrieron nuevos horizontes para la conquista y colonización de las tierras descubiertas, y las potencias que ganaron los mares ganaron también las tierras. Los historiadores modernos prefieren hablar de “Encuentro de dos Mundos” y no de “Descubrimiento”, por cuanto América también aportó mucho para el crecimiento y desarrollo de Europa.


EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS
Al recibir Colón el apoyo de los Reyes Católicos comenzaron los preparativos para el primero de sus viajes. Partió el 3 de agosto de 1492 del Puerto de Palos (España) con dos carabelas (la Niña y la Pinta) y una nave (la Santa María). Martín y Vicente Pinzón tomaron el comando de las dos carabelas y Colón dirigió la nave. En total, la tripulación estaba formada por 120 hombres.Navegaron por la costa africana hasta alcanzar las Islas Canarias, y desde allí partieron hacia el Oeste. El cruce del océano fue una verdadera odisea: la desesperación de no llegar a tierra después de navegar más de dos meses provocó algunos amotinamientos en la tripulación, y debido a la presión Colón les prometió que si en tres días no avistaban tierra firme regresarían a España.

El Descubrimiento
El 12 de octubre de 1492, el marinero Rodrigo de Triana avistó tierra, y ese mismo día desembarcaron en la isla que los indígenas llamaban Guanahaní y que Colón bautizó como "San Salvador".Pero en lugar de encontrar, como esperaba, el Reino del Gran Khan descripto por Marco Polo, rico en oro y especias y con una ciudad imperial de príncipes montados sobre elefantes, Colón se encontró con aborígenes desnudos. De todos modos, creyó erróneamente haber llegado a las Indias y fue por eso que llamó indios a sus habitantes.Colón se puso de inmediato en contacto con los aborígenes de la isla de Guanahaní, de nombre araucanos, y allí sus hombres conocieron las hojas de tabaco que les obsequiaron, y se asombraron porque muchos indígenas llevaban piezas de oro en sus cuerpos, sobre todo en la nariz.De allí, el navegante siguió viaje hacia Cuba.

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